TERCETOS MOJADOS PARA M

Llueve, caen las gotas sonoras capa a capa
Configurando el otoño.
Hoy estuve contigo de vino y tapas.

Llueve, las torrenteras corren a la meta,
impuesta por la fría estación.
Menos mal al menos saldrán setas.

EL CIEMPIÉS DE LA CONDESA DE RIALTO



Supongamos que nos hallamos en la ciudad de París, supongamos de nuevo que corre el año de gracia de 1808 e imaginemos una tabernucha en Rue Conde cerca de los jardines de Luxemburgo, ya puestos y como último empujón para iniciar esta historia hagamos un pequeño ejercicio de suposición y piensen en el tipo que acaba de cruzar el umbral de la puerta, qué atraerá hasta allí a tan elegante caballero…


OTOÑO


La incesante lluvia no cesaba aquello parecía el Lac Léman que otra cosa, la figura que apareció en la bocacalle levanto levemente el ala de su sombrero e intento vislumbrar la placa que indicaba la gracia de la calle - Conde, esta es- afirmo para si-.
Hacia ya cosa de una semana que no dejaba de llover y en las toscas aceras parisinas se empezaban a formar comunidades de musgo dando a las calles un suave tono verde como si el mismísimo Renoir hubiese decidido redecorar la capital del país.
Acertó con la puerta de la taberna a duras penas pues la cortina de agua se asemejaba a la que se supone padeció Noé, al abrir la puerta el rancio humo de tabaco y alcohol le abofeteó ambas mejillas haciendo instintivamente un gesto de retirada, pasó, echó un vistazo general por la sala y se dirigió a una de las mesas donde se encontraba un hombre de aspecto rudo, gastaba barba de una semana y fumaba sin parar, el cenicero atestado de colillas y un vaso casi vacío descansaban sobre la roída superficie de la mesa – ¿Leduc?- preguntó el recién llegado. Con un escueto monosílabo afirmó y con un gesto de la mano invitó a tomar asiento al elegante caballero, sobre una de las sillas vacías colocó con sorprendente pericia un bastón con puño de metacrilato que portaba.
-Y bien ¿que se le ofrece?-
-Tengo información, ¿le apetece un trago?-
-¿Chateau Laffite?-
-Aquí no creo que tengan de eso caballero-
-Bueno, lo que tome usted-
Alzó la mano y se acercó un mozo con dos vasos de vino, despachando de un trago la mitad el hombre atrapó un cigarro.
-El Ciempiés de Tourvel, ¿le suena?-
-Interesante- asintió el caballero.
El Ciempiés en cuestión era como indicaba su nombre un artrópodo miriápodo pero, inanimado y si en medio de un insecto aparentemente muerto se encontraba Chiflerio Castro el animal en cuestión solo podía ser algo de mucho valor.
Antuang(ya traducido del francés) Tourvel famoso joyero de las clases nobles en Francia y media Europa se lo regaló a la Condesa de Rialto con motivo de su presentación en sociedad cuando alcanzó la mayoría de edad.
-Mi esposa- comenzó el hombre de la taberna- tiene una prima por parte de madre sabe usted que, esta al servicio de la señora condesa, bueno estaba hasta hace unos días pues, la muy…-reprimió algún taco- la ha despedido bueno, echado como un perro y lleva tres días sin parar de llorar, y en mi casa que es lo peor.

-¿Porqué quiere hablar con el señor C?-

-Ella sabe donde la condesa guarda sus más preciadas alhajas-

-Caballero me disculpara pero, eso no es dificil de adivinar, supongo que bajo llave en caja de, al menos diez cerraduras-

-Y si le dijera que es mas fácil que todo eso...-

EN BREVE LA SEGUNDA ENTREGA DE ESTE FOLLETÍN DE ROMPE Y RASGA (que esta pagao)